El pasado 29 de julio un joven de origen ruandés entró en una guardería de Southport asesinando a cuchilladas a tres niñas, Alice Dasilva, de 9 años, Bebe King, de 6 y Elsie Dot, de 7, e hiriendo a otros ocho niños.
Mientras los medios de comunicación intentaban, a toda costa, ocultar el origen y los motivos del atacante, grupos de musulmanes armados salían a las calles en una muestra de poder sin precedentes en Europa desde hace siglos.
Por su parte, las Fuerzas de Seguridad de Southport y Londres detenían a un centenar de ingleses que, hartos e indignados, protestaban por lo ocurrido y por lo que ven que está ocurriendo en Inglaterra, en dónde el número de delitos con arma blanca aumentó de 27.667 de enero a abril de 2014 a 48.341 de enero a abril de 2024, según la Oficina de Estadísticas Nacionales.
Estos hechos se están repitiendo, cada vez con más frecuencia, a lo largo de toda la geografía nacional y europea.
Grupos de musulmanes atacan, agreden, violan y asesinan indiscriminadamente a los europeos por el simple hecho de serlo. Por imponer su dominio.
En España, por nuestra parte, asistimos atónitos a un vergonzoso espectáculo que ha hecho sonrojar a toda persona de bien, y que demuestra que los enemigos de la nación campan a sus anchas.
El pasado viernes 9 de agosto al prófugo Puigdemont, con el conocimiento del Gobierno del PSOE y el consentimiento de los Mossos d'Esquadra, se le permitía de nuevo burlarse e insultar al pueblo español. Nos volvieron a recordar que los que quieren dividir España sólo por el afán de verla arrodillada, están por encima de la Justicia y de todos nosotros.
En este triste mes de agosto, que será recordado por la Historia como el de los Juegos Olímpicos de la vergüenza, de nada vale sentirse orgulloso de las victorias deportivas de nuestros atletas, si no nos enfrentamos también contra la imposición de la agenda "woke", destructora de familias y naciones, de la que ha hecho alarde la organización de los Juegos.
Los patriotas de las naciones europeas, y con ellos el movimiento político Vanguardia, debemos poner pie en pared y luchar juntos contra la sustitución de la población europea; contra los que quieren dividir España; y a favor de la familia tradicional, acorralada y perseguida en estos duros tiempos.
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